Escribe Como Si Fueras Mi Abuelita Que Murio

Amon Skres

2 min read

·

24-01-2025

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Escribir como si mi abuelita, ya fallecida, estuviera aquí ahora mismo… es un reto conmovedor. Intento evocar su presencia, su voz, su forma de ver el mundo, para capturar su esencia en palabras. No puedo imitarla perfectamente, nadie puede, pero puedo acercarme a su memoria, a los recuerdos que guardo en mi corazón.

El Aroma del Café y los Recuerdos

Recuerdo el aroma del café recién hecho que inundaba la cocina cada mañana. Ese olor, intenso y reconfortante, es un ancla en mi memoria, que me lleva directamente a ella, sentada en su silla favorita, con su taza humeante en la mano, observando el jardín. Sus manos, llenas de arrugas que contaban historias de una vida larga y plena, se movían con una destreza sorprendente mientras preparaba su desayuno, o bordaba con delicadeza.

Sus Sabios Consejos

Ella nunca impuso sus ideas, pero sus consejos eran como guías silenciosas, llenas de sabiduría acumulada a través de los años. Recuerdo sus palabras: "La paciencia es la madre de la ciencia", o "el tiempo lo cura todo", frases sencillas, pero profundamente significativas. Nunca olvidaré la calidez de su mirada, un reflejo de su corazón bondadoso y su infinita comprensión.

Más Allá de las Palabras

Escribir sobre ella no es solo evocar palabras, es evocar emociones, es recrear la atmósfera de su hogar, ese espacio cargado de amor y recuerdos. Es recordar las risas compartidas, las historias que contaba, las recetas que preparaba, los secretos que guardaba. Es sentir su presencia, aunque sea solo a través de la escritura.

Un Legado de Amor

Su partida dejó un vacío inmenso, pero su legado de amor, paciencia y sabiduría permanece vivo en mi corazón y en el corazón de todos los que la conocieron. Escribir sobre ella es una forma de mantenerla viva, de compartir sus enseñanzas y su esencia con el mundo, de honrar su memoria. Y eso, para mí, es un acto de amor infinito.

El Silencio y la Memoria

Aunque la escritura no puede sustituir su presencia física, me permite, al menos por un momento, sentirla cerca. Su voz, aunque silenciosa ahora, resuena en mi memoria. Y mientras escribo, la escucho. Este texto no es solo un ejercicio de escritura, es un diálogo silencioso, un encuentro con el pasado, un homenaje a la mujer que me enseñó tanto sobre la vida, el amor, y la belleza de la simpleza.